La puesta en escena de La Guerra al Malón superó todas las expectativas. Este evento, fruto de la colaboración entre el coreógrafo Luciano Garbuio y Gastón Courreges, fusiona danza, teatro y música para recrear la narrativa de resistencia y lucha presente en la obra del Comandante Prado y las memorias visuales de Carlos Alonso, cuyo legado es patrimonio del Museo de Bellas Artes de General Villegas.
La intervención que ocupó varios espacios escénicos, que tuvo inicio y cierre sobre la calle del Teatro Español, sumió a todos los espectadores en un verdadero malón, inmerso en una línea de tiempo marcada por hechos y personajes que sellaron la historia y la cultura argentina.
Personajes de época, la sociedad colonial y la identidad criolla, el indio y la línea de frontera, todo fue recreado mediante una coreografía exquisita, una puesta y técnica escénica de lujo, con el recurso de la danza y las voces, dirigidos como los hilos conductores de un guión que atravesó todas las emociones.
El viernes 29 de noviembre se llevó a cabo la avant premiere para 600 alumnos de las escuelas primarias N°46, N°2, N°3, N°17, CEC e Instituto María Inmaculada.
La producción del coreógrafo Luciano Garbuio y Gastón Courreges, director de la Escuela Municipal de Danza y Folklore, rinde homenaje a los 60 años de la obra del artista Carlos Alonso y fusiona danza, teatro y música, recrea una narrativa de resistencia, lucha y liberación.
El estreno se llevó a cabo el sábado a las 21 horas, contó con la presencia del intendente municipal, la secretaria de Educación y Cultura, Valeria Iglesias, funcionarios, invitados y público, que colmaron los alrededores del Teatro sobre la calle Moreno.
El montaje contó con la participación de jóvenes artistas locales, quienes dieron vida a un «malón» que se desarrolló en la calle, el hall de entrada, la sala y el escenario, donde destacó, además de la música, la coreografía, el diseño de vestuario y la calidad de los artistas, una pantalla donde las escenas y el sonido, estuvieron totalmente digitalizadas mediante inteligencia artificial, creando una experiencia inmersiva para los espectadores.
La puesta en escena entrelazó ritmos ancestrales con movimientos contemporáneos, en una metáfora en la que resonó el espíritu de rebeldía, el llamado a la unidad y el significado de la libertad en un territorio de sombras y resistencia.
Con el cierre mediante una apuesta por la paz a través del clásico «Solo le pido a Dios» de León Gieco y en medio del público y artistas que se agolparon a la salida, Luciano Garbuio destacó el apoyo de la gestión municipal «que estuvieron muy presentes durante todo este año» y manifestó que «es un trabajo muy artesanal, propio, es de ustedes. Yo estoy feliz porque cumplo mis sueños acá».
En medio de aplausos, el creador del Ballet Malambo Argentino que actualmente dirige la Escuela de Folklore y Tango Municipal, agradeció al joven electo y «al hacedor de la criatura, Luciano Garbuio, con quien hace años trabajamos juntos».
Por su parte, el intendente municipal coincidió en que «hay que agradecer primero a toda la gente que se animó a este desafío, tanto a los jóvenes como a los profesionales. A Luciano (Garbuio) que vino a Villegas para llevar adelante este proyecto y a Gastón (Courreges), que tomó la posta de una idea que comenzó con el Museo de Bellas Artes y las obras de (Carlos) Alonso».
«Hemos llegado a este momento, que esperamos no sea la culminación sino el principio de otra etapa», expresó Alegre, quien agregó que «esta obra es una síntesis fantástica de nuestra historia» y advirtió que «los malones eran una política económica, porque cuando se producían, se llevaban toda la hacienda y la vendían a Chile, donde bajaba el precio del mercado. Lo que hizo el ejército fue ponerle límites y esto trajo aparejado enormes injusticias, porque no todos los que hicieron la conquista fueron personas sanas, sino que hubo muchos que se excedieron en ese propósito».
«Esas cosas sucedieron acá, en Villa Sauze todavía hay restos de la Zanja de Alsina, que se había trazado para contener al indio, que llegaba en malón, mataba hacienda, la tiraban en la zanja y pasaban por encima. La gente vivía aterrorizada por los malones en el campo y eso generó un odio a los aborígenes que fue muy difícil de erradicar», señaló.
«Nuestra historia es apasionante. Mariano Rosas fue un cacique notable de los ranqueles; un joven que Rosas se llevó a su estancia, educó, formó y llegó a ser Jefe de la Nación Ranquel», relató.
En el libro Expedición a Los Indios Ranqueles, de Lucio V. Mansilla, el autor entrevistó en Río Cuarto al cacique por qué no se unía al ejército nacional y «Mariano Rosas respondió que jamás podría hacerlo por las traiciones que los blancos cometieron contra las tribus, cuando se habían firmado tratados de paz. Es una historia larga, pero muy desconocida, pero es la historia de la ocupación de estas tierras y no somos ajenos», expresó el intendente.
Finalmente, enfatizó que «nos apasiona esto que hemos logrado con Gastón y con Luciano, que es representar lo que significó la ocupación de todas estas tierras. Se trata de recuperar nuestra memoria. Esperemos que sea una forma de ayudarnos a pensar en nuestro futuro».
El domingo, una nueva función se dio a pedido del público a las 20 horas y nuevamente, las localidades se agotaron. El impacto de La Guerra al Malón abre la puerta a posibles futuras funciones, consolidando este proyecto como un puente entre el arte, la historia y la comunidad, con sello local y trascendencia nacional.
Foto Principal: Diario Actualidad
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